ECOSISTEMA COSTERO

Las dunas son una parte natural de la costa, e interactúan de forma constante y estrecha con la playa y el mar conformando un ecosistema frágil y dinámico. Estos tres componentes del ecosistema costero dependen uno del otro, de tal manera que los cambios que se produzcan en cualquiera de ellos afectarán directamente a los demás. El vínculo que los relaciona está dado principalmente por el intercambio de partículas y energía, y por los seres vivos que utilizan los diversos ambientes de la costa para cumplir distintas partes de su ciclo de vida. Cuando las dunas están asociadas al mar se las denomina “dunas costeras”.

Bajo la influencia del viento estas dunas intervienen activamente en el intercambio de arena con la playa, pudiendo aportar también sedimentos a otros puntos del paisaje. Son altamente dinámicas: bajo ciertas condiciones climáticas reciben y acumulan arena y bajo otras la devuelven, de tal forma que las dunas activas pueden cambiar su forma en cortos periodos de tiempo (a veces en términos de horas), crecer, achicarse, e incluso desplazarse. Las dunas se mueven, y este movimiento es un proceso natural y característico del ecosistema, que permite el mantenimiento de una costa “saludable”.

La evolución de una duna activa, a medida que esta va siendo colonizada por la vegetación, puede dar lugar a una duna fija, El aumento de la cubierta vegetal sobre la duna deriva en un mayor grado de estabilidad y retención del sustrato y por consiguiente, la duna va perdiendo su participación en el proceso de intercambio de arena. Las dunas fijas, en general, suelen encontrarse tierra adentro, más alejadas de la influencia del mar que de las dunas activas. Las condiciones ambientales se vuelven menos extremas, y esto va acompañado comúnmente con una vegetación más densa y rica en especies. Incluso las características del suelo cambian, pasando de un sustrato puramente arenoso y suelto a otro más compacto donde empieza a prosperar una capa de materia orgánica de espesor visible.

 Son las “depresiones” naturales o “valles” que se forman entre una duna y otra. En estos bajos, el mismo entorno de las dunas circundantes ofrece cierto reparo frente a los vientos. La vegetación es comúnmente abundante y cerrada, gracias a una mayor disponibilidad de materia orgánica y humedad. Estas hondonadas pueden encontrarse anegadas e inclusive ocupadas por lagunas con diverso grado de permanencia; ya sea por acumulación de agua de lluvia o bien por saturación de napas subterráneas.